Impresiones personales de un bornicho en Madrid en las manifestaciones del 22-M

Una mujer, con la bandera andaluza.
Una mujer, con la bandera andaluza.

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Hugo Palomares Beltrán

Después de muchas manifestaciones, concentraciones, encierros y protestas en mi vida, creo que la del sábado 22 de Marzo tuvo algo especial y todos volvimos con la sensación de que algo estaba cambiando. De Bornos partió un grupo de bornichos y cotenses con mucha ilusión, ganas de luchar por cambiar las cosas y de representar a su pueblo. Después de siete horas de camino en autobús por fin llegamos a Getafe. Estábamos allí con bastante antelación lo que permitió que pudiéramos respirar el aire de lucha y solidaridad que había en el ambiente. Debido a la gran cantidad de personas que fueron llegando a Getafe, desde donde partía la columna de Andalucía, iniciamos la marcha un poco más tarde de lo previsto. A pesar de la lluvia que empezaba a caía, nadie se achicó. Desde muy temprano empezamos a ver cosas que se te quedan grabadas en la mente.

Los coches y camiones que pasaban nos animaban con sus pitidos; en las aceras, muchas personas aplaudían a nuestro paso y todos nos daban su aliento.
Dentro de la manifestación el grupo era muy heterogéneo. Niños, padres, madres, abuelos, personas con movilidad reducida e incluso una persona invidente realizaban la marcha junto a nosotros. Todos y todas ciudadanos descontentos.
Uno de los momentos más emotivos fue cuando pasamos por un parque de Bomberos y los camiones nos recibieron con las sirenas mientras un grupo de bomberos, en la puerta, nos saludaba de manera entusiasta.
En Madrid atravesamos por el barrio de Villaverde, donde muchos vecinos aplaudían desde sus balcones. Un poco más adelante, pasamos por una residencia de personas de mayores y desde una ventana, una interna agitaba una pequeña bandera de Andalucía. La columna andaluza de la que formábamos parte, le respondió con el himno, llevándole un poco de nuestra tierra a aquella señora. Este gesto nos dio muchos ánimos y fuerzas.
Proseguimos la marcha y, bastante agotados, llegamos a Atocha.
En Atocha descansamos en el césped, frente a la estación. Allí vivimos momentos emocionantes, uno de ellos fue a la llegada de la columna de Asturias y los andaluces nos levantamos al unísono para aplaudirles. En este momento se pudo oír el himno de los Mineros “Santa Bárbara Bendita”.
Sobre las 16:30 intentamos empezar la manifestación iniciando el recorrido de Atocha a Colón, por el paseo de Prado. Sinceramente, en unas tres horas apenas pudimos desplazarnos debido a la cantidad de personas que había, seguramente más de 1 millón de personas abarrotaban Madrid.
Podíamos ver a jóvenes estudiantes, desempleados, amas de casa…También mucha gente mayor, jubilada y con muchísimas ganas de defender sus derechos y las de sus hijos y nietos. Intercambiamos palabras con muchas de ellas y creo, sinceramente, que nos dieron un auténtico ejemplo.
A la altura del Museo del Prado, todavía lejos de donde finalizaba la manifestación, dejamos el recorrido después de horas sin poder avanzar, ante la masiva afluencia de personas de todos los lugares. Desde ahí, nos dirigimos al autobús para llegar de madrugada a nuestro pueblo.
Todos nos volvimos muy satisfechos, y sin olvidar que la lucha sigue, con dignidad, en lo cotidiano, pueblo a pueblo y barrio a barrio. También en los puestos de trabajo, en cómo nos relacionamos en la calle, en el bar, en la tienda de la esquina y con nuestra familia. Está en nuestra mano cambiar nuestro mundo.

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