Espera conmemora los 1.100 años del castillo de Fatetar y el cuarto centenario de la iglesia de Santa María de Gracia

Cartel de la conmemoración.
Cartel de la conmemoración.

El Ayuntamiento de Espera difundió el 31 de enero de 2014 el siguiente comunicado: “Por el Ayuntamiento de Espera, y con motivo de la coincidencia histórica de eventos de tal trascendencia a nivel local como son los mil cien años de construcción del castillo árabe de Fatetar, y de los 400 años de culminación de las obras de la iglesia parroquial Santa María de Gracia, va a desarrollarse una prolija celebración de eventos y encuentros culturales a lo largo del presente año 2014, que hagan honor a la conmemoración de hechos tan significativos y particulares, claro ejemplo y bastiones del acontecer histórico de la localidad, muestra clara y patente aun hoy en día del especial auge y florecimiento del municipio espereño desde tiempos inmemoriales y a lo largo de los siglos”.

El comunicado del Ayuntamiento de Espera añade: “Los muros de ambas joyas arquitectónicas han sido mudos testigos del paso de diferentes civilizaciones y comunidades por el territorio espereño, en las que quisieron dejar su impronta y huella, transmitiendo su legado para generaciones venideras en la figura de una construcción militar y un edificio de culto, ambos de una especial riqueza arquitectónica y artística, tanto en su conformación exterior como en su contenido.
Por un lado, el castillo de Fatetar, con influencias visigodas, musulmana y cristiana principalmente, encierra dentro del recinto amurallado, en su acceso por un arco apuntado, una primera torre defensiva, muro y foso defensivo, torre del homenaje, a la que se anexa otro edificio de peculiar fisonomía, la ermita del Santísimo Cristo de la Antigua, patrón local, conservándose en su interior las reliquias de san prudencio y la venerada imagen así como retablo del santo cristo de la antigua, talla del siglo XVI.
asimismo, la iglesia parroquial Santa María de Gracia, en un primer momento denominada de santa María de la victoria, de marcado carácter renacentista, la cual padeció los luctuosos terremotos del año 1.636 y de 1.755, alberga tanto la capilla del sagrario, de estilo rococó, su impresionante fachada, y el inigualable retablo obra del insigne pintor barroco de la escuela Sevillana, Pablo Legot, escultor asimismo de la imagen de Nuestra Señora de Gracia, que puede contemplarse en hornacina ubicada en la parte central inferior del referido retablo, además de la singular capilla bautismal y el espectacular retablo de las animas.
Estos marcados hitos históricos serán enaltecidos y promocionados por el Ayuntamiento en respeto y puesta en valor del patrimonio arquitectónico y cultural del que goza nuestra localidad”.

CASTILLO DE FATETAR
“Uno de los pueblos de la provincia de Cádiz que puede presumir de antigüedad es Espera. La singularidad aparente de su propio nombre ha llevado a no pocos equívocos. Sin embargo, está comprobado documentalmente el origen del mismo. Ya el padre C. Garrido, cura de El Gastor, y, posteriormente, de la Iglesia de la Concepción de Sevilla, allá por los años 30, se refería a ello en alguno de sus escritos, refiriéndose a la relación del nombre con Hespero, uno de los personajes de la mitología griega, a quien el fraile jerónimo del monasterio de Bornos, Fray Pedro Mariscal, atribuía el origen de la actual villa. La leyenda conocida por la mayoría de los espereños no deja de ser eso, una leyenda.
La realidad es otra. Espera procede del topónimo Isbira o Asbira, tal como aparece en el libro de Iben Hayyan en su “Crónica del califa Abderramán II an-Nasir entre los años 912 y 942 (Al-Muqtabis)”. Según el autor, antes de su nombramiento como califa, en 914, viniendo de apaciguar una revuelta en las provincias de Málaga y Cádiz, entró an-Nasir (Abderraman III) en Sillibar (castillo cercano a Montellano), terminando su cuidado por la seguridad de la Cora de Sidonia (Medina Sidonia) y construyendo la fortaleza de Asbira contra la de Agut, donde puso de al caid (jefe militar) a Yamil b. Uqba al-Balawi, que era señor de Lora, con un nutrido número de caballeros, de bereberes tangerinos e infantes incorporado con armamento y provisiones completos”. El topónimo Asbira aparece posteriormente como Machar-Experem junto a otros topónimos del propio término municipal actual.
Aunque el actual castillo es el resultado de la construcción musulmana y las consiguientes reconstrucciones cristianas a partir del siglo XIII, lo cierto es que el lugar había sido habitado fortificado por iberos, romanos y visigodos en épocas anteriores, como lo demuestran los restos de esas culturas aparecidas en el monte.
Ya durante la ocupación musulmana, Espera se convertiría en una pequeña aldea, al principio dependiente de Arcos, pero posteriormente independiente del municipio arcense. Pasaría a poder de Juan Arias de Quadro, uno de los caballeros 24 de Sevilla, por donación real de Fernando IV, en 1299 y más tarde, por distintas compras, a los Ribera terminando por línea directa en la casa de Medinaceli.
Ubicada la villa en la cima del monte Fatetar, y al abrigo del castillo del mismo nombre, fue resbalándose, con el tiempo hasta lugares más llanos. Hacia 1560 se comenzó la construcción de la actual iglesia de Santa María de Gracia, pero anteriormente ya existía la ermita de la Veracruz de la que ya se tienen noticias en 1500.
En este libro hemos intentado reflejar el devenir histórico de su patrimonio cultural que da comienzos claramente en el Neolítico, en el cerro de Esperilla, muy próximo al pueblo, donde nació un pequeño poblado hace más de 5.000 años. Al final del Imperio Romano y comienzo de la Edad Media, con la llegada de los visigodos, es el cerro de Fatetar el que se establece como un pequeño poblado, que posteriormente dará lugar a la construcción del castillo árabe y al actual pueblo.
En la construcción de los edificios tuvieron gran importancia las canteras del mismo monte de Fatetar y la del hoy denominado Cerro de las Canteras, antiguo Cerro de la Horca. Esas piedras que no sólo sirvieron para la construcción del Castillo de Fatetar, la Iglesia de Santa María y muchos de los edificios antiguos del pueblo, sino que también formaron parte de la catedral de Sevilla o la Iglesia de San Pedro en Arcos, entre otros.
La efemérides de los 1100 años de su construcción por orden de Abderramán III debe ser motivo de celebración para todos los espereños pues quien realmente ha dado origen a la actual villa en la ubicación actual”.

IGLESIA SANTA MARIA DE GRACIA
“Este año 2014 se cumplen igualmente los cuatrocientos años de la culminación de la Iglesia Santa María de Gracia de la localidad espereña. La obra se comenzó en 1560. Se tienen noticias de la intervención de Hernán Ruíz II, autor del campanario de la Giralda de Sevilla, quien visita las obras ya que era el arquitecto del arzobispado de Sevilla en aquellos años.
En relación a la obra arquitectónica podemos decir que se inicia la construcción del hacia 1.560. Dos años después inspecciona las obras Hernán Ruiz II.
“Recien nombrado maestro mayor del arzobispado, el 25 de mayo de 1.562 el provisor Juan Obando, tras reconocer que en “algunos de los edificios de las yglesias deste arzobispado a avido algunos hierros por no aver maestro albañil que las gobernare”, mandó que HERNAN RUIZ , “hombre abil y acreditado en el arte de la cantería”, se hiciese cargo de las referidas obras y especialmente de las que por entonces se llevaban a cabo en algunas iglesias de la diócesis. Además de Santa María de Arcos, se incluye la iglesia de ESPERA, entre otras, imponiéndole como obligación del cargo el “hacer las trazas, seguir e gobernar e administrar las dichas obras”, visitando las obras en 1562.
Juan de Obando, una vez nombrado maestro mayor del Arzobispado de Sevilla y tras reconocer que “en algunos de los edificios de las yglesias de este arzobispado a avido algunos hierros por no haber maestro albañil que las gobernare” mandó que Hernán Ruiz “ombre abil y acreditado en el arte de la cantería” se hiciese cargo de las referidas obras y sobretodo de las que se llevaban a cabo en algunas iglesias de la diócesis. Entre ellas se incluyó la de Espera, imponiéndole como obligación del cargo el “hacer las trazas, seguir e gobernar e administrar las dichas obras”.
Para T. Falcón resulta difícil reconocer la intervención de Hernán Ruiz como consecuencia del número de intervenciones posteriores, sobre todo tras los terremotos sufridos.
Según Alfredo Morales, a Hernán Ruiz hay que atribuir el proyecto inicial de la parroquia “cuyo proceso constructivo se prolongaría hasta el primer tercio del siglo XVII, por diversos maestros locales. Estas circunstancias, más las sucesivas reparaciones y reconstrucciones que sufrió el templo, tanto en el XVII como en el XVIII, debido a los terremotos, han alterado su fisonomía primitiva, aunque, según este autor todavía se reconocen detalles del arquitecto. Asi podrían ser debidas a H. Ruiz la planta de cruz griega, sus tres bóvedas artesonadas, la semiesfera del crucero, alguna de las ventanas, y “fundamentalmente los apeos de los arcos torales”. Según el mismo autor, es original y heterodoxa la fórmula utilizada en los soportes para recoger el vuelo de los arcos que “ofrecen pilares rematados en parejas de ménsulas, sobre las que se dispone un atrofiado capitel jónico”. Para Morales este “orden mensular no tiene parangón con ninguna otra obra coetánea, siendo muestra de la libertad expresiva de Hernán Ruiz”.
En 1566 continúan los trabajos siendo maestro mayor Pedro de Palafox. En 1.608 se cubrían las bóvedas y seis años más tarde la obra está prácticamente terminada, aunque la Sacristía se labró entre 1625 y 1627.
En 1.614 en documentos del Archivo Parroquial de Espera se dice: “que en cuanto la Iglesia está acabada en su edificio principal, y sólo falta hacer en la forma que el maestro mayor la dejó señalada y está por solar el suelo de la iglesia y bóvedas, la escalinata de arriba y las paredes están por encalar”.7 Ese mismo año aún quedaban 550 para la obra y se conminaba al mayordomo, Bartolomé Ruiz de la Cueva, a que se hicieran dichas labores. Para ello el propio mayordomo debía sacar a pregón las obras en los vecinos pueblos de Bornos y Villamartín y en las ciudades de Arcos, Jerez y Sevilla. El maestro mayor de la Santa Iglesia de Sevilla debía visitar el pueblo. Y el remate a la baja de la subasta de las obras habría de realizarse ante el primer cura de la iglesia parroquial, y en un día de fiesta”.

Cartel de la conmemoración.
Cartel de la conmemoración.

 

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