Texto: Manuel Almisas Albéndiz
Ahora que el próximo 12 de enero de 2020 se celebrará en Cádiz la conmemoración del Primer Centenario del inicio de la lucha sufragista en el estado español, con el imprescindible reconocimiento a las pioneras de este movimiento, las hermanas gaditanas Amalia y Ana Carvia Bernal, parece necesario recordar también a las primeras mujeres de la provincia de Cádiz que culminaron ese largo proceso, ejerciendo por primera vez su derecho al voto.
Mucho se ha hablado del 19 de noviembre de 1933 como fecha de las primeras elecciones en las que la mujeres españolas lograron ejercer de ciudadanas de pleno derecho pudiendo votar a sus representantes políticos. Pero eso no es del todo cierto. Es verdad que fueron las primeras elecciones generales tras la aprobación de la Constitución republicana el 9 de diciembre de 1931, pero también lo es que hubo mujeres en muchos puntos del estado español que estrenaron su carné de ciudadanía unos meses antes.
La Segunda República se proclamó el 14 de abril de 1931 a consecuencia del respaldo mayoritario que consiguieron las candidaturas de unidad republicana (Conjunción Republicano-Socialista) en las elecciones municipales del domingo 12 de abril (1). Habían ganado en 41 capitales de provincia, incluida las grandes capitales como Madrid, Barcelona, Valencia, Bilbao o Sevilla, pero se daba la circunstancia de que en algunas capitales como Cádiz, Ávila o Lugo y en muchos pueblos de zonas rurales donde imperaba aún el caciquismo, las candidaturas monárquicas consiguieron la mayoría para conformar gobiernos locales. También se dio el caso de muchos municipios pequeños donde, conforme al artículo 29 de la Ley electoral de 1907 con la que se convocaron los comicios, al no haber concurrido más de una candidatura, se convirtieron automáticamente en concejales electos y no se celebraron siquiera las elecciones. Aunque se anularon posteriormente y se nombraron Gestoras, en algunos casos ni siquiera ocurrió así. Este artículo 29 favoreció claramente a las listas monárquicas proporcionándoles en todo el estado español más de 14.000 concejales, frente a los 1.800 de las listas republicanas.
Esta anomalía se corrigió de inmediato nombrando los gobernadores civiles Gestoras que dieron paso a nuevos ayuntamientos de acuerdo con la legalidad republicana. Sin embargo, en algunos pueblos pequeños de muchas
provincias siguieron funcionando ayuntamiento salidos de la aplicación de dicho artículo 29, hasta que el 23 de abril de 1933 se convocaron nuevas elecciones municipales parciales para cubrir los nuevos equipos de gobierno y que los ideales de la República entraran en estos rincones apartados del medio rural. «Consolidar la República, hacerla llegar a los pueblos, donde aún se vive como en la dictadura» fue uno de los lemas más repetidos en la campaña.
Las elecciones se celebraron en casi 2.500 pequeños municipios de casi todas las provincias, y en ellas pudieron participar por vez primera las mujeres mayores de 23 años e incluso podrían haberse presentado como candidatas en algunas de las listas, si los partidos lo hubiesen deseado. Este hecho histórico, que afectó a lo que hoy se conoce como la «España vaciada», apenas se ha mencionado y por eso es casi desconocido que, en la provincia de Cádiz, fueron las mujeres de Castellar de la Frontera y de Torre Alháquime, las primeras en ejercer su derecho al voto.
No existen datos de qué grado de participación existió entre dichas mujeres, aunque sí se sabe que eran municipios muy abstencionistas, y donde debieron influir los hechos acaecidos en Casas Viejas en enero de ese mismo año, pero sí se conoce que su voto no desequilibró la contienda ni fue a parar a manos de las candidaturas monárquicas, agrarias y ultracatólicas, pues en Castellar salió elegido un Ayuntamiento con un pleno de 9 concejales republicanos radicales, recayendo la alcaldía en el carabinero retirado Silvestre Gonzalo Garrote (2), y en Torre Alháquime otro ayuntamiento de 9 concejales socialistas, con el jornalero y presidente de la Sociedad Obrera Socialista «El Trabajo», Pedro Pérez Álvarez, como alcalde (3).
Este hecho fue un pequeño ejemplo de la falsedad que esgrimieron siempre los opositores del voto femenino integral, pues no fue el confesionario ni los intereses caciquiles los que guiaron a las mujeres en su primer camino a las urnas, sino los intereses generales de cada momento y de cada lugar, al igual que los hombres, como no dejaba de recordar una y otra vez Clara Campoamor, la verdadera artífice de que la Constitución de la Segunda República recogiera el sufragio femenino sin ninguna restricción.
Notas:
(1) La monarquía de Alfonso XIII había entrado en una profunda crisis tras la dimisión y huida de España de Primo de Rivera y el fracaso de la «dictablanda» del general Berenguer, por lo que el rey decidió nombrar en febrero de 1931 al almirante Juan Bautista Aznar para que presidiera un nuevo gobierno. Su primera medida fue convocar elecciones municipales para el 12 de abril de 1931, pero según el procedimiento de la ley electoral de 1907, sin tener en cuenta el Estatuto Municipal de 1924 que había otorgado un restringido sufragio femenino, pero que nunca se materializó.
(2) Algarbani Rodríguez, José Manuel: «José Ruíz Vázquez, alcalde de Castellar de la Frontera. Caciquismo y lucha
campasina», en Moreno Tello, Santiago (ed.): La Destrucción de a democracia: vida y muerte de los alcaldes del Frante Popular en la provincia de Cádiz. Vol. I. Sevilla, Junta de Andalucía, 2011.
Algarbani, José Manuel: «Castellar. Caciquismo en tierra de latifundios», en Moriche, Juan León (coord.): Castellar en la guerra de 1936. El Puerto de Santa María, Ed. El Boletín, 2018.
(3) Romero Romero, Fernando: Socialistas de Torre Alháquime: De la ilusión republicana a la tragedia de la Guerra Civil. 1931-1946. Ed. Tréveris y Ayto. de Torre Alháquime, 2009.
Romero Romero, Fernando: Radicalización política y conflictividad social en la Sierra de Cádiz: Torre Alháquime
1936.
Disponible en: https://www.todoslosnombres.org/content/materiales/radicalizacion-politica-conflictividadsocial-en-la-sierra-cadiz-torre-alhaquime