Por Manuel Montañés Caballero (arqueólogo)
Vínculo con el agua
En el asentamiento de Sierra de Aznar se da un predominio casi absoluto de ocupación romana, tanto en lo que respecta a elementos artefactuales como estructurales. Hasta el momento, tan solo se han documentado escasos productos protohistóricos y la posterior reutilización durante el periodo almohade de las estructuras romanas, las cuales fueron parcialmente transformadas (Gener, 1999).
Sierra de Aznar, como espacio con evidencias arqueológicas de ocupación antigua, se recoge en la historiografía desde hace tiempo. Estudiosos como Fita, (1896), Mancheño (1923), Tovar (1974) y de las Cuevas, (1979) han escrito sobre los restos estructurales conservados y sobre determinados productos más o menos destacados, así como han polemizado sobre la denominación en época romana del asentamiento, identificándose, aunque sin ninguna base científica contrastada, con Calduba, a partir de textos conservados del geógrafo Ptolomeo.
Más recientemente, el asentamiento arqueológico de Sierra de Aznar ha sido escasamente investigado. Los estudios arqueológicos se reducen a una tesina (Perdigones, Inédita) y a unas intervenciones arqueológicas autorizadas por la Junta de Andalucía (Gener, 1997, 1999; Montañés, 2001), únicos trabajos desarrollados y publicados con metodología arqueológica.
A tenor de sus dimensiones, de sus elementos constructivos y su distribución espacial y variedad de productos observados en superficie, el asentamiento de sierra de Aznar adquiere desde nuestra concepción urbanística en el presente, el calificativo de ciudad romana, independientemente del carácter jurídico otorgado en dicho período histórico. Así mismo, el territorio de la ciudad, en donde integramos también al espacio de necrópolis y tierras de labor más próximas, sobrepasa con mucho la unidad geomorfológica del Cerro del Moro, si bien el núcleo de población se centraba en la ladera oeste de dicho cerro.
Desde el punto de vista cronológico, la ciudad romana de Sierra de Aznar no presenta ningún tipo de datación más allá de la que proporcionan los productos recogidos en superficie, ya que no se dispone de suficiente espacio excavado en el que se pueda proponer alguna cronología fiable con base estratigráfica, y aún menos dataciones absolutas.
Los elementos artefactuales son muy abundantes, destacan tanto los restos cerámicos (sigillatas subgálicas, hispánicas, paredes finas, cerámica de cocina, de almacenaje, etc.) como los pétreos (por ejemplo, mármoles de diferentes tipos y tamaños), así como los elementos metálicos, reseñados en la bibliografía recopilada sobre el yacimiento.
Desde el punto de vista estructural en el yacimiento de Sierra de Aznar se identifican varios grupos:
- Muralla. Rodeaba toda la ladera oeste del Cerro del Moro. En la actualidad el grado de destrucción es muy elevado, sin embargo, se conserva varios lienzos que delimitan el espacio fortificado, además de un torreón y una de las entradas a la ciudad, ambos al norte.
- Estructuras vinculadas con el área de hábitat de la ciudad, caracterizadas por lienzos de muros visibles que aterrazan la ladera oeste.
- Castellum Aquae. Así es como se conoce el complejo que integran las diferentes cisternas de Sierra de Aznar, que otorga a su vez ese carácter tan singular al yacimiento.
- Necrópolis. Como no podía ser de otro modo, se localiza al exterior del recinto amurallado, en concreto al norte y noroeste del mismo. Destacan los restos de al menos cinco mausoleos, cuyo estado de conservación es variable, pero que en general oscila entre regular y bajo.
- Cisternas externas al recinto fortificado. Se trata de los restos bien conservados de una cisterna y los muy deteriorados de otra, próximas la una a la otra en un área amesetada al sur del Cerro del Moro.
Sin duda, el tema por el que siempre ha destacado el asentamiento de Sierra de Aznar es por su vinculación con el agua, ya que posee un castellum aquae de proporciones muy destacadas, cuya capacidad sobrepasaba con mucho las necesidades del núcleo de población de la ciudad. De ahí que se plantee su conexión con el Cádiz romano a través del acueducto de El Tempul y con el territorio por el que el éste discurría. Es en este sentido como adquiere su verdadera funcionalidad las cisternas situadas al exterior del recinto amurallado, porque se utilizarían como cisternas de almacenamiento y distribución del agua excedentaria del castellum aquae.
El castellum aquae está estructurado, acorde con el modelo al uso en época romana, en tres unidades principales:
- Cisterna de captación (caput aquae). Se trata de una gran cisterna con capacidad para recoger agua procedente de antiguos manantiales superior a dos millones de litros.
- Piletas de decantación (piscinae limariae). Se trata de un conjunto de piletas, en origen abovedadas, cuya función era la de decantar el agua del caput aquae, así como frenar la presión que debió soportar la canalización que unía una y otra estructura.
- Cisterna de almacenaje y distribución. Su denominación explica ya su función.
Como puede observarse en la secuencia explicativa de las unidades estructurales, nos encontramos en Sierra de Aznar ante una depuradora gran escala. El modelo no es único, ciudades como Roma, Pompeya, Cartago o Itálica, por citar algunos ejemplos, ya disponían de uno o varios castellum aguae, así como su estudio también fue tratado por autores como Vitruvio o Frontino. Sin embargo, insistimos en la idea que lo que hace que sea único en Sierra de Aznar son sus dimensiones para un contexto ocupacional tan restringido cuantitativamente en época romana en la depresión del río Majaceite, y por tanto, fuerza la hipótesis del abastecimiento más allá de su ámbito territorial.
Bibliografía:
– DE LAS CUEVAS, J. y J., 1979: Arcos de la Frontera, Cádiz. Excma. Diputación de Cádiz.
– FITA, F., 1896: «Antiguos epígrafes de Tánger, Jerez y Arcos de la Frontera». BRAH, XXIX, p. 364.
– FITA, F., 1896: «Arcos de la Frontera. Excursión epigráfica». BRAH, XXIX, pp. 429-430 y 443.
– GENER, J.M., 1999: «Limpieza, consolidación y puesta en valor del yacimiento arqueológico de Sierra Aznar». Papeles de Historia, 4. Revista de la Asociación Papeles de Historia (Actas del IV Seminario de Historia de Ubrique, junio de 1999). Ubrique. pp. 127-141.
– MANCHEÑO, M., 1923: Antigüedades del partido judicial de Arcos de la Frontera y los pueblos que existieron en él. Tipografía Arcobricense. Arcos de la Frontera.
– MONTAÑÉS, M., (inédito): Informe. Intervención arqueológica de urgencia. Ciudad romana de Sierra de Aznar. Arcos de la Frontera, Cádiz. Sondeo en el interior de la cisterna de almacenaje y distribución del castellum aquae.
– PERDIGONES, L., (inédito): Carta arqueológica de Arcos de la Frontera.
– TOVAR, 1974: «Iberische Landeskunde II. Die Völker und die Städte des antiken Hispanien 1». Baetica. Baden-Baden.
Más información:
. Arqueología e Historia Local. Estado actual en la Sierra de Cádiz. Coord..: L. J. Guerrero. Papeles de Historia, nº 4. Madrid, 1999.